miércoles, 1 de junio de 2022

La vida en una maleta

La vida en una maleta; así viven muchas de las personas que han tenido que huir de sus casas y de su país por otra injusta y absurda guerra. Otra más.

De nuestra experiencia en Polonia payaseando y compartiendo sonrisas, nos traemos una colección de fotos en la cámara y en la retina, y unas cuantas muescas en el corazón de todas esas personitas que nos han acompañado a lo largo de los 15 espectáculos que realizamos para la población refugiada por la guerra de Ucrania.



Profunda la huella que, personalmente, me dejó un niño que después del show se quedó con nosotros mientras recogíamos, sin decir nada, simplemente sentado, sólo, mirando. Y siguió mirando, y acompañando nuestra furgoneta mientras nos marchábamos hasta que nos perdimos de vista. Y allí quedó, lejos de su casa, en otro país, quién sabe si también lejos de su familia… Y allí también quedó con él un pedacito de mí.

Y ese es el día a día en el que viven actualmente miles de personas.

Hemos actuado en pabellones, centros de convenciones, complejos hoteleros, centros comerciales... Todos ellos reconvertidos en alojamientos para todas esas personas que se han visto obligadas a huir de la guerra, dejando atrás todo sin más equipaje que una maleta.

En los pabellones se alinean los camastros donde la intimidad es un lujo imposible. Hasta 10.000 personas nos dicen que han llegado a albergar algunos de ellos. Espacios donde conviven personas, sobre todo mujeres y niñas y niños de todas las edades, muchos acompañados también de sus mascotas.
 
Pero de las peores situaciones, también sale lo más bonito de las personas, y hay que destacar la labor de todas esas ONGs y personas voluntarias que fuimos encontrando en terreno y que están haciendo que todo sea un poquito más fácil.
 
Imágenes y vivencias que calan y que se llevan mejor cuando compartes experiencia con un equipazo como Nacho Ibérico, La Churry y Lola Mento. Grandes compañeros. Agradecer por su ayuda a nuestro intérprete Pawel, y a Asia y Natalia. Y, por supuesto, a Payasos Sin Fronteras por hacer lo que hace y permitirnos formar parte de ello.

Y aunque la vida a veces vaya de culo, la risa nos hace más fuertes.