lunes, 11 de noviembre de 2013

Callejero

Hoy salí a pasear por mis calles y en seguida asomó mi sonrisa cuando vi gente arremolinada. Sabía que detrás del tumulto habría una pequeña historia no escrita. Un personaje que evoluciona al mismo tiempo que actúa.

Las risas ya se oían antes de que una hubiera sabido que pasaba, como si el chiste o la farsa estuviera antes de que se produjera.

Yo reí cuando pidió a uno de los espontáneos y forzados ayudantes que detuvieran la música. "Dale al stop" pidió desde lo alto de su monociclo y el hombretón fue hasta el pequeño puesto del artista y se debatía con el móvil sin encontrar cómo parar la música. Desde lo alto del monociclo, con su malla rosa y su faldita plateada volvía a decir con cariño:"dale al stop, eso significa parar la música". El hombretón seguía sin encontrar cómo y ya el artista, sabiendo sólo él que esa música no debía de sonar dijo: "hay que dar al stop" y dirigiéndose al público desde su monociclo con los brazos abiertos y mueca de desesperación nos dijo: "¿cómo se dice stop en polaco?" La carcajada fue unánime porque por no criticar la torpeza el artista buscaba el fallo en el idioma y aunque aquel hombre era español, bien podía parecer polaco siendo rusos, polacos, rumanos y ucranianos el colectivo emigrante mayoritario en la zona.

Mientras hacía aspavientos se dirigió al falso polaco y entonces con gestos le pidió que desconectara el cable. El hombretón lo hizo y la música paró. Nuevas risas porque el móvil le había traído loco pero fue desenchufar y se acabó la agonía.

El artista haciendo el gesto con los brazos de desenchufar algo invisible nos sonrió y nos dijo: "eso funciona en cualquier idioma" y nos reímos de nuevo.

Pi
 Máximo Óptimo, protagonista de esta historia

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