lunes, 30 de marzo de 2020

50m2 - Día 10

Enésimo día de cuaresma y seguimos todos confitados.
Pero ya es  lunes y … ¡queda un día menos! Un día menos para lo que sea, pero uno menos. Y además hoy he enchufado todo bien a la primera, y no hace sol para que nos joda menos no poder  salir a la calle, y el finde nos han quitado una hora… ¿Qué más se puede pedir?… (ejemmmm)

Sé que tengo pendiente el resumen del fin de semana, que ya varios lectores el sábado me demandabais la crónica diaria, pero... a ver... que estoy encerrada como vosotros, que lo más interesante que he hecho ha sido poner la lavadora y que aparezcan todos los calcetines, así que tampoco esperéis gran cosa.

Pero bueno, la verdad es que el finde ha sido tan ajetreado que no sé si me van a dar estas líneas para contaros todo, o sí: cama, sofá y más palo.
Y es que a mi entrenadora personal le dio por hacer otra clase con palo (el sábado, porque es como el señor y al séptimo día descansa), y ya total… no me quedaba nada por tirar, así que ¡a tope con el palo!
Y tengo que decir que esta mujer no deja de sorprenderme. Aún no la he visto repetir modelito en lo que llevamos de clases juntas, y yo aquí mientras con el mismo pijama todos los días...(lavadito, eso sí). Tengo que hacer algo al respecto. Además eso de hacer ejercicio en pijama tiene sus riesgos, y esto chicas seguro que lo estáis viviendo, y es que sujetador y pijama no son compatibles y, claro llevamos nosecuantos días muy libres (valga la paradoja) . Y para pasar de la cama al sofá y viceversa está muy bien, pero cuando te pones a hacer ejercicio y a tu personal trainer le da por ponerse a saltar y aquello bota desbocado (incluso con el volumen que me gasto), te das cuenta de que los tops del Decathlon no son solo para ir monas al gimnasio.

Pero lo mejor  de estos días es que he estado de cumpleaños, que estas canas no vienen solas (ni se van solas tampoco) y aquí la que suscribe ha cumplido años este finde. Ya os dije que había sido un fin de semana de mucho ajetreo. Os podéis imaginar. No quiero contar demasiado, pero… fiesta loca. El oso de peluche acabó con la corbata en la cabeza, doña rata y Garfield liados en un rincón, Snoopy borracho… Se nos fue de las manos, pero una fiesta es una fiesta y una nunca sabe cómo va a acabar. Lo peor es que ¿a quién le tocó recoger todo? Pues a mí, claro, que al día siguiente pides ayuda a los invitados y aquí no se mueve ni uno. Pero bueno, para resarcirme, esta mañana les he dado un concierto de ukelele, o lo que es lo mismo, de cómo suena un gato peleando (que debe de ser parecido) y aquí han aguantado estoicamente. ¡Qué bueno es tener público cautivo!

Y, ¿qué más os puedo contar? Ahhh sí, también he estado tomando el sol, que aunque mi casa sea interior, ya le llega un rayito de sol por las mañanas. Eso sí, tengo que ajustar la hora porque además con esto del cambio horario no le tengo muy pillado aún los tiempos y si llego un poco tarde me toca hacer contorsiones para lograr que me dé un poco de sol en la cara. Vamos que me ha faltado poco para acabar con el careto pegado al suelo por aprovechar esos rayos de sol, pero no me digáis que no se agradece un poco de solecito, ¿ehhh? Además que como sigamos confitados mucho tiempo, las que somos un poco pálidas vamos a pasar a ser transparentes...

Y por hoy, eso es todo. Voy a darles otro concierto de ukelele a mis colegas de la fiesta, que aún siguen por aquí.



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