martes, 24 de marzo de 2020

50m2 - Día 6

Ayer, dos de mis más fervientes seguidores me dijeron que pensaban que lo del ukelele era mentira, que si no llega a ser por la foto no se lo creen. Aaayyyyy. No os sorprende que vaya a sacar a Chispi de paseo y sin embargo no puedo aporrear un ukelele… 

Porque, que no os creáis que lo toco me parece normal, pero que os parezca mentira que puedo torturar al vecino a base de rasgueos… me parece muuy fuerte. Ya veis, soy capaz de eso y más. 

Y aquí estoy otro día más delante del ordenador esperando a que llegue la musa, aunque no confío mucho en que vaya a llegar. Con esto de los controles, igual le ha parado un policía y a ver cómo explica que viene a trabajar sin contrato. Porque sí, la tengo sin contrato y sin seguridad social ni días libres, ¿esto tampoco os lo creéis? Que estoy muuu loca. 

O a lo mejor llega con la compra hecha. Un amigo me acaba de decir que me la ha mandado y le ha dicho que vaya con cuidado al cruzar la calle, pero ¿cuidado de qué? Si hay menos coches en la calle que en la Castellana en pleno puente de agosto. Y esto lo digo… por lo que me cuentan, porque llevo sin ver la calle ya ni se sabe cuántos días; y diréis, pues oye, asómate por la ventana, pero, lo que os vais a reír… ¡¡¡mi casa es interior!!! Así que mis aplausos de cada día van a parar al patio, a todos esos geranios y demás plantas que se mantienen así de verdes y espléndidas incluso en estos tiempos. 

Pero bueno, vamos con el resumen del día. 

Hoy tengo que contaros que he probado el Cachopo. Y no, no es que me haya puesto hasta las patas con tan ligero manjar, no. El “Cachopo” es como ha bautizado Tamara (ya sabéis, mi amiga que quiere permanecer en el anonimato y que ya es colaboradora habitual) a nuestro nuevo entrenador personal. Ayer os dije que era guapete, pero una vez visto con más detenimiento, no es para tanto, y esos calcetines blancos estirados hasta la espinilla le otorgan el mismo sex appeal que tengo yo haciendo burpees en zapatillas de estar por casa, vamos, entre cero y nada (aunque para gustos, los colores). El caso es que hoy he entrenado con él, pero no he podido ser del todo infiel a mi guapísima profesora y me he puesto también uno de sus vídeos. ¿Y qué he conseguido? Pues para empezar, seguro que mañana unas agujetas cojonudas, dos cabezazos menos a la lámpara y una de vocabulario que estoy aprendiendo… Porque si ya no hacemos ejercicio, que ahora hacemos fitness, no os podéis imaginar la cantidad de cosas raras que he podido hacer hoy en media hora. Burpees, squats, crunchs, push-ups, stretching...Y todo eso en pijama, con un par, que al menos si lo haces en leggings, con tu top del Decathlon y tus zapatillas de marca, le da otro empaque, pero con mis pintas... ya es mucho si paso de hacer cuatro abdominales y unas flexiones de toda la vida. 

Y mientras estoy en pleno squat me imagino al pobre que tiene que transcribir todo esto para subtitular el vídeo, acordándose de la familia del Cachopo y sus clases de inglés por correspondencia. 

Ahhh, por cierto, esa es otra de mis tareas en estos días de encierro. Estoy siguiendo unas clases de inglés, pero si el ukelele lo tengo abandonado… 

Y por hoy me despido, y la musa sin llegar. Si alguien la ve que le diga que la espero para mañana, y que me suba papel higiénico. 

Mientras tanto voy a ver si aplaudo un rato a las plantas, que estoy viendo una hortensia que se está poniendo mustia.

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