viernes, 8 de mayo de 2020

50m2 - Día 39

Viernes y otra semanita que hemos echado medio confitados. ¿Cuántas más nos quedan? Lo sabremos en menos de lo que termino la crónica del día. O no, ¿quién sabe?

Pero mejor no pensar en eso, e ir día a día. Hoy mi despertador mental volvió a sonar antes que el digital del móvil que me pone de tan mal talante cuando me recuerda que hay que levantarse. A las 6:52 ya estaba abriendo los ojos y sin dejarle mucho tiempo al cuerpo para reaccionar y que se diera media vuelta, he saltado de la cama (de forma figurada lo de saltar, que llevo muchos días sin rematar la lámpara de cabeza y no iba a ser buena forma de empezar la mañana).

Hoy cambio el paseo por la bici. ¿Lo llevo todo? Chaleco, mochila, botella de agua, gel alcohólico (por si hay que darse a la bebida), mascarilla, gafas de sol… Sí, parece que sí, y parece también que me voy para tres meses con tanto equipaje, pero no, ni para tres horas, pero hay que ir preparada. ¡Uy! Ya sabía yo que se me olvidaba algo… ¡La bici!
Es agradable retomar los pedales después de tanto tiempo y hacerlo por una ciudad que sigue a medio gas, fluyendo tranquila… O no tanto, que las prisas de algunos conductores no dan tregua. Calle de doble sentido, con carril bus, “carril 30”, y cuesta arriba. Al segundo semáforo, primer claxon. Faltaría más. Pero a pesar de los “cagaprisas” de turno sobre 4 ruedas, el paseo ha estado bien, sobre todo la vuelta, cuesta abajo, ¡dónde va a parar! Y es que siempre he pensado que las cuestas deberían ser reversibles, siempre de bajada, se tardaría menos en llegar a los sitios, pero nada, parece que por ahora tocará seguir pedaleando, a poner el culo duro. Pero lo que peor llevo de estas salidas, quitando las cuestas y los “toca-pitos”, son los ataques de alergia que me dan, ¿a qué? no lo sé porque nunca me hice las pruebas, pero me da por estornudar y soltar moquillos como si llevara un grifo. Y no sé si lo habéis probado, pero no es agradable estornudar con una mascarilla puesta, pero ojo si te la quitas y sueltas todos tus posibles virus a presión. Como mínimo te ganas un fumigado gratis.

Qué complicado todo. Y hoy, con eso de ir con la bici, he cambiado de itinerario y no he podido ver a mi lista de habituales. ¿Madre e hija me habrán echado en falta? Las otras dos chicas creo que no saben que existo, y la verdad es que si la una se cambia el vestido de flores y la otra se tapa su original tatuaje del gallo, creo que no las vuelvo a reconocer. Parece que no soy tan observadora. Mañana vuelvo a la búsqueda.  

Y esta mañana después del paseo en bici tocaba hacer la compra. Caí en la trampa y fui a comprar a las 10, plena hora punta. Pues ale, a chupar cola...

Por cierto, una de las calderas que cursó baja durante la cuarentena ha vuelto a convertir una cocina en piscina privada. Ya echábamos de menos las “Cosas que le pasan a otros”. Seguiremos reportando.
  
Y, como era de esperar, ya se ha confirmado que Madrid repite curso, o fase y creo que es el examen que más me ha jodido suspender. Por supuesto, diciendo esto desde el lado egoísta, desde las ganas, desde el ansia de poder salir más allá de 1 km a la redonda. Pero suponemos que será lo mejor para todos, aunque nos joda.

Y como parece que estaremos algunos días más por aquí, nos vemos el lunes. Los que paséis a fase 1, podéis seguir leyendo la crónica tomando una cervecita con los colegas, pero con precaución.

¡Hasta el lunes!



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