viernes, 3 de abril de 2020

50m2 - Día 14

In-dig-na-da. Así estoy. “Pon fibra, que yo te taladro y ya verás qué bien te va el Internet”. ¡Y una mierda! Ayer me despedí de vosotros de forma apresurada porque tenía una conferencia sobre la foca monje y luego una clase de danza del vientre, y al final ni una cosa ni la otra.
Vale que lo de la charla no fue cosa mía, que entre que el ponente no se aclaraba mucho con la tecnología (miedo me daba lo que podía aparecer cada vez que le daba a compartir pantalla y salían ahí públicamente todas sus carpetas...) y que su conexión no era la mejor, se tuvo que cancelar. Pero de la clase de danza me tuve que salir yo sola después de intentar seguir la coreografía a trompicones y con la música como si la hubiese compuesto un tartamudo. Vamos, que me quedé a medias y, como dice Rikar, no es bueno quedarse a medias en nada.
Que a lo mejor tiene algo que ver que entre el router y mi ordenador haya dos paredes, dos puertas y un piso de distancia, pero como quejarse y echar la culpa a otros es fácil y, por ahora, gratis, pues ahí dejo mi queja y mi indignación.

Pero bueno, los que me conocéis, sabéis que los cabreos se me pasan rápido, así que eso ya es agua pasada y a otra cosa, pero como pille a ese puto comercial de Internet… (¿esto último lo he dicho o lo he pensado?)

Pero hoy ha salido otra vez el sol. Y he madrugado. Antes de las diez ya estaba en pie (a menos cinco), que ya le tengo cogida la hora al sol y había que estirar y calentar bien el cuello antes de la sesión de “contorsionismo modo girasol”. Y ahí me he pasado otra horita larga, en tirantes como os anuncié, haciendo la fotosíntesis desde la cocina. Y no es que se aprecie aún un cambio considerable de pantone en mi cara, pero unos días más y los coloretes de Heidi van a ser “peccata minuta” a mi lado.

Y por lo demás, os cuento que sigo con mi operación bikini… inversa. Ayer cayó un cocido bien rico, y con eso e ir intercalando torrijas entre las comidas, creo que puedo compensar las sesiones de entrenamiento matinales, que si no, un día de estos creo que desaparezco. Por cierto, creo que ya he comentado alguna vez que “mi profe” tiene un tono de voz un tanto estridente, vamos que le gusta gritar. Pues no os imagináis el susto que me dio ayer cuando fui a empezar la clase, dejé la tablet encendida para que fuese cargando el vídeo mientras yo terminaba de prepararme y de repente saltó con su “¡¡hola guapísimas!!” y del bote que pegué casi me llevo la lámpara (por enésima vez).

Pero estoy pensando pasarme al yoga. Mi amiga Yoli tiene clases diarias en YouTube y creo que me pueden venir bien para estirar, conectar con mi cuerpo y... encontrar la postura para meterme en la dichosa caja, que no he encontrado una más grande y creo que me va un poco justa. He intentado varias posturas pero ya lo dijo mi entrenadora “los glúteos son grandes” y no termino de entrar del todo. Al menos me sobra un brazo. Por cierto, ¿esto de que sobre un brazo no os ha pasado alguna vez? ¿No os pasa que cuando dormís con alguien hay un brazo que se queda ahí dormido y no vale ni para meter mano? A mí me pasa. Y creo que debería ser desmontable, como los muebles del Ikea.

En fin, voy a seguir intentando meterme en la caja, que ha llegado el transportista y al verme va y me dice que así no me recoge. A ver si con todo el fin de semana por delante lo consigo… o me hago con una caja más grande.

El lunes os cuento. ¡Que paséis un buen fin de semana!


1 comentario:

  1. Jajajajaja, buenísimo. Siento lo de tu internet. Pero también puede ser que vaya a trompicones porque somos mucha peña haciendo clases online, viendo pelis en plataformas digitales varias y teletrabajando a la vez. Por lo visto el broadband va a petar. Y por mí encantadísima que te unas a mis clases, de momento no van mal, no tenemos problemas técnicos. Sí, hemos tenido un corte de emisión al principio los tres últimos días, pero porque alguien me está denunciando por contenido inapropiado, y creo que es un trol al que bloqueé de mi móvil y de instagram el otro día por pedirme clase de yoga nudistas de forma insistente y desagradable. En fin, lo que hago es que cuando me corta, le doy a volver a emitir y como lo hace al principio, nos fastidia un poco la toma de consciencia y el canto del om, pero luego continuamos sin problema. Si quieres probar alguna clase están todas colgadas. Las de los sábados son suavecitas, para ponernos en modo descanso para el finde y las de los otros días un poco más cañeras, pero seguro que a ti te resultan simplemente menos suavecitas que las de los sábados. Un besete, guapa, y sigue poniéndote al sol que la vitamina D también dicen que previene contra el bicho éste que nos acosa.

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