miércoles, 29 de abril de 2020

50m2 - Día 32

Miércoles, qué día ¿eh? Solecito, un día menos para salir de la confitura… Así, sí. No como los martes…
¡Qué bien se estaba hoy al sol! Claro que con esto de los movimientos de la Tierra, el sol ya no entra de la misma manera en mi ventana y cada vez es más penosa mi situación para aprovechar los rayos que llegan a mis 50m2 , pero da igual, hay que aprovecharlos. Y si para eso hay que sentarse en el suelo, con las piernas encogidas como en los asientos de los vuelos baratos, las rodillas a nivel de barbilla, cuello estirado para recibir el sol en la cara que tienes casi pegada a la pared y además de todo eso quieres leer por aprovechar el rato y tienes que levantar el libro/tablet a la altura de tus ojos que están mirando al cielo, pues oye, qué supone un pequeño esfuerzo a cambio de un poco de vitamina D. Eso sí, un cuadro, y me quejaba de las clases de pilates… pero ¡qué bien se estaba hoy al sol! Y si no, que se lo digan a la chica que estaba tomando al sol en el balcón sin pantalones. Claro que sí, cada una toma el sol donde puede y como quiere.

Y si he visto a la buena muchacha asoleándose en el balcón es porque hoy me ha tocado salir a comprar. ¡Qué emoción cada vez que toca salir a la calle! Toca enfundarse los vaqueros, las zapatillas, la mascarilla, coger el carro de la compra y … a la aventura. Hoy parecía que todo iba bien, sorteando a la gente por los pasillos con calma, “vamos, decídete ya y sal de ahí que necesito esas aceitunas”, hasta que una de las gomas de mi mascarilla ha decidido poner fin a su vida útil y ¡zas! En todo el ojo. Está bien, no pasa nada, aún aguanta, y el ojo parece que también. Además, como todos sabemos que no nos podemos tocar la mascarilla, pues ahí se queda, a media cara; creo que si no hago movimientos bruscos, aguanta. ¿Será que me ha crecido la cabeza y he reventado la goma? Tanto hacer pesas con diccionarios es lo que tiene, que sale el músculo por cualquier sitio.
Y así con la mascarilla torcida como una mueca he terminado mi compra, pasando más o menos desapercibida hasta que ha llegado el momento de pagar. Un click de Playmobil no lo habría hecho tan difícil. Saca toda la compra de la cesta con el cuello erguido, sin bajar la cabeza para que no se termine de caer la máscara, con las manos enfundadas en las bolsas que te han dado en lugar de guantes, saca la tarjeta, intenta pasarla por la ranura, paga, recoge y vete y todo con una sonrisa para disimular el gesto torcido que te hace la mascarilla. Un estrés esto de hacer la compra. Y ahora queda llegar a casa y desinfectar todo (menos el pan). Hoy no me rinde el día.

Pero sí, al final da tiempo a todo y hoy, para no perder la costumbre, también he tenido mi sesión de entrenamiento. Y deciros que hoy ha sido buena, la sesión también, pero la que ha sido buena es la castaña que me he metido con la lámpara. Muchos días llevaba ya solo con algún golpecito, o alguna patada suave al mueble….Pero hoy me he venido arriba y ¡menudo golpe! Se ha quedado la neurona para lo justo; en servicios mínimos está. Y es que hoy el entrenamiento incluía saltos de comba. Aclaro que no tengo comba y, después de jactarme unas crónicas atrás del “salto de comba sin comba” del entrenamiento serrano, hoy me ha tocado agachar las orejitas y entrenar de la misma manera. Y claro, viendo que sin cuerda, la dificultad del ejercicio era más que asumible, me he venido arriba, me he puesto a hacer cabriolas y … Ya sabéis el resultado. K.O. técnico. Pero estoy bien, a cabeza dura no me gana nadie.  

Y como os digo, hay tiempo para todo porque seguro que os habéis dado cuenta, pero ¿qué ha pasado con los memes? Que al principio de la cuarentena era un no parar y echabas horas y horas delante del móvil viendo tonterías, pero ¿ahora dónde están? Que me sobran horas al día. ¿Qué ha pasado con los señores negros que bailan? Con esas conjeturas os dejo hasta mañana, a ver si mientras tanto se va recuperando la neurona.


El barrio sigue igual.

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