lunes, 6 de abril de 2020

50m2 - Día 15

Bueno, pues ya es lunes...otra vez. Creo que esto ya lo hemos vivido...
Y ya sois varios los que me habéis preguntado cómo sigo distinguiendo los fines de semana del resto de días; fácil, porque cambia el presentador de los telediarios, si no, de qué.

Y ahora después de este parón de dos días no sé ni por dónde empezar la crónica de hoy, porque aunque os digo que le doy vacaciones a mi neurona, la muy pájara no descansa y sigue dando vueltas en mi cabeza todo el fin de semana, así que ahora toca ordenar todo lo que han dado de sí estas 48 horas.

Quiero empezar por un asunto que empieza a preocuparme y sin embargo no veo que ningún informativo se esté haciendo eco de ello. Y es que en la sección “Cosas que le pasan a otros” tenemos que sumar una caldera más (o restarla) y ya van tres en lo que llevamos de cuaresma.  No quiero alarmar, pero creo que es un tema serio y deberíamos andar con cuidado para que esto no siga propagándose. Por ahora no tengo mucha más información. Parece que en Vic no encuentran ningún técnico en activo, pero los de la inmobiliaria van a mandar a un “señor”. Que no sabemos a qué se dedica ese “señor”, igual es peluquero, pero oye, lo importante es que ya han tomado cartas en el asunto. Esperamos noticias.

Y en cuanto a mi fin de semana, contaros que, al igual que no le he dado descanso a la neurona, tampoco se lo he dado a mi entrenadora, que es muy de descansar los domingos, pero esta vez no se lo consentí; que si queremos estar fuertes como el vinagre no podemos permitirnos estos lujos, así que ayer me decidí por una clase de kick boxing. Y venga a patadas y puñetazos al aire, bueno... al aire en el mejor de los casos en los que mis extremidades no se encontraban con algún mueble en su camino. Y esta vez no lo digo por la lámpara, que seguro que ya os estabais imaginando mi cabeza estampándose una y otra vez con ella, pues no. Parece que mi profesora me va pillando el punto y uno de los ejercicios de la clase era “esquiva, esquiva” (en el preciso momento de pasar por debajo de la lámpara), y así es como pude completar mi primera clase sin un solo golpe (en la cabeza).  A ver lo que me dura.
Y hablando de hacer ejercicio, y a la vista de que os voy contando cada día cómo hago el ridículo yo sola con mi profesora virtual, van saliendo otras formas digamos “poco ortodoxas” de hacer ejercicio como el salto de comba sin comba o el salto de sofá cuando te encuentras una serpiente encima. Cosas de la gente serrana.

Y antes de que empezara todo esto, a mi lista de actividades extraescolares le había sumado la escalada y me había dado por ir al rocódromo un par de veces. Pero ¿qué es lo primero que hay que hacer antes de empezar un deporte nuevo? Pues sin duda lo primero es hacerse con un buen outfit, que oye, a lo mejor no pisas más el gimnasio, el rocódromo o lo que sea, pero hay que ir mona. Y yo ¿qué había hecho? Pues comprarme los pantalones más molones y más verdes de la tienda de montaña. Ya estaba preparada. Ahora solo me faltaba aprender, pero se nos cruzó un virus por medio y me quedé a medias. Eso sí tengo unos pantalones que me van a venir fenomenal para subirme por las paredes estos días.

En cuanto a mi plan de escape he de deciros que no hay manera de entrar en la caja, pero creo que
voy avanzando y a lo mejor así, pasito a pasito, puedo ir tirando y me ahorro el transporte.
Claro, que lo jodido va a ser bajar las escaleras.

Y ahora sí, ya estamos en semana santa, pero recordad que este año la procesión va por dentro.

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